"Ya en el año 1780, el Banco Tellson, junto a Temple Bar, estaba instalado de manera anticuada. Ocupaba un local muy pequeño, oscuro, feo e incómodo. Era, además, un establecimiento anticuado en sentido moral, ya que los socios de la casa estaban orgullosos de la pequeñez, oscuridad, fealdad e incomodidad del local. Llegaban a jactarse de que aventajaban en esto a todos los bancos, y los animaba la firme convicción de que si el suyo desmereciese en tales inconvenientes, desmerecería en respetabilidad. No era ésta una convicción pasiva, sino un arma efectiva que esgrimían en otros locales de negocios mejor instalados. A Tellson -decían- no le hacía falta espacio amplio para trabajar, no necesitaba luz y le sobraban las bellas decoraciones. Todas estas cosas las necesitaban quizás Noakes y Compañía, o Snooks Brothers; pero ¡Tellson!... ¡Por los clavos de Cristo!...

dos_ciudadesCualquiera de sus socios habría sido capaz de desheredar a su hijo si éste le hubiese planteado la cuestión de reconstruir el Banco. En este aspecto, Tellson podía equipararse con la nación, que muchas veces había desheredado a sus hijos por sugerirle mejoras de leyes y costumbres que resultaban desde hacía mucho tiempo inconvenientes, pero que eran consideradas por eso mismo más respetables".

Charles Dickens, "Historia de Dos Ciudades", inicio del Libro Segundo.

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